domingo, 14 de enero de 2018

Un vagón de tercera clase


Entre chisteras de franceses de calderilla en los bolsillos
y rameras fúnebres en busca de una vida mejor,
viaja la tristeza en un vagón de tercera clase,
caras viejas en cuerpos destemplados,
burgueses de poca monta,
muecas de almas macilentas,
lágrimas esperando un pañuelo que no llega,
canciones que buscan una voz que se precie,
canicas de sorpresas escondidas en un cabás.
Un niño descansa sus sueños
sobre  la anciana de mirada ausente,
la anciana  recoge sus recuerdos en papel cebolla
y apoya sus manos trabajadas sobre una cesta
donde guarda el pan con chocolate.
Un bebe toma de su madre su único alimento,
la madre le mira mientras toma.
Ramitas doradas  se adentran  por los ventanucos
coloreando el  hastío masticable de los viajeros
convirtiendo anhelos cadavéricos
en quimeras de un solo uso.


2 comentarios:

Ángel Luis San Millán Torres dijo...

Es genial, consigues transmitir con tus palabras la misma sensación que provoca la visión del cuadro.

¡Un diez, como siempre compi!

Bsss

SILVIA dijo...

Gracias compi. Bsss